Un rostro del pasado te transporta automáticamente a esa época, para constatar que aquellos sueños, proyectos y potencialidades de la adolescencia, probablemente hoy se han transformado en algo no necesariamente peor ni mejor, pero sí diferente.
Un rostro del pasado te transporta automáticamente a esa época, para constatar que aquellos sueños, proyectos y potencialidades de la adolescencia, probablemente hoy se han transformado en algo no necesariamente peor ni mejor, pero sí diferente.