Dedicado a Benjamín
Hijo mío,
mi rama es fuerte
es firme para ti,
pero ella no es tu destino
tan solo es un apoyo,
tu punto de partida.
Busca hijo, busca.
Encuentra tu camino,
mirándote en el mío (si quieres),
pero busca el tuyo.
Busca uno a tu medida,
que sea tu propio recorrido.
Vuela hijo, vuela.
Surca el cielo de la vida
arqueando tus alas al futuro.
Recuerda en pleno vuelo tus valores
y haz de ellos
cimientos de tu propio nido.
Pelea hijo, pelea.
Enfrenta tus temores
confiando en tus virtudes.
No hay peor enemigo que uno mismo,
apóyate en tus armas, mira al frente
y pelea, aliándote contigo.
Llora hijo, llora.
Descarga tu sentir,
libera ya esa carga.
Valiente es el que admite,
humano es el que siente
y libre el que perdona.
Sueña hijo, sueña.
No importa qué te digan,
persigue tus anhelos
y ve tras lo que creas.
La respuesta está en ti mismo,
no la busques afuera.
Vuela hijo, vuela.
Encuentra tu propia rama
y enséñales a tus hijos
con tu vivo ejemplo.
Pero no olvides nunca hijo,
no olvides, tu punto de partida.
Y recuerda siempre hijo, recuerda:
grande es quien valora,
quien respeta y agradece,
quien ayuda y acompaña,
quien se esfuerza y persevera
y quien vive a su manera.
© José Luis Martínez Gadea
Bello, bello, bello
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Muchas gracias y bienvenida a Letras Fernandinas
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