Este video de Matías Carrica que aquí comparto, inspiró y marcó el ritmo del poema urbano —un rap a modo de reflexión— que más abajo escribo. Lo hago con sentimiento y también con un poco de impotencia, porque aturdido por la realidad que nos envuelve como sociedad, me cuesta encontrar herramientas que contagien y que a su vez, promuevan la reflexión.
Esto me animó entonces a escribir / en clave de rap todo lo que decir / palabras que mi mente comenzó a dictar / que sólo dentro mío no podían quedar / todo lo que mi corazón tenía por decir / y que a través del verso pude transcribir. 😉
Para entrar “en ritmo” entonces, más que a mirar, los invito a escuchar y reparar en la letra de la canción de Carrica, porque con total crudeza describe una realidad que golpea tanto a la república Argentina, como a nuestro querido país. Y si quieren alguna otra recomendación sobre este artista, vale la pena escuchar también “Historia de barrio”, otra cruel historia real dentro de una muy bien lograda canción.
Cuestión de perspectiva
por José Luis Martínez Gadea
Ayer con mi cuñado estaba conversando
y fue precisamente no recuerdo cuando
que me mostró un video con una canción
que rápidamente llamo mi atención.
A primera oída parecía lo de siempre
pero este cantante tenía algo diferente,
atendí a la letra que llegó a mis oídos
y fue a partir de ella, que encontré el sentido
para escribir la nota que hace tiempo vengo
dando vueltas y vueltas sin saber por dónde
podría yo encarar para dar con el molde.
Los temas de Matías suenan contundentes
Carrica habla sus cosas y las de su gente,
cuentan la verdad de una mayoría
que hoy vive aplastada por la minoría.
Ya sea en la Argentina o en mi país
esto que canta el pibe tiene su raíz
en una realidad que a todos nos convoca
pero de la que nadie quiere abrir la boca.
Seguro que si estás en un asentamiento
te arrastra la vida hacia el hundimiento,
porque no hay salida que tú puedas ver
ni tienes herramientas con las que poder,
no hay un ejemplo sano al cual acudir
para cortar el círculo y poder salir
de la calle y del vicio que no dan escape
y que seguramente tendrán su remate,
en una amarga cárcel que desde lo lejos
parece ser lo justo ante lo complejo,
de no saber qué hacer con una realidad
que ya supera en largo nuestra potestad,
de hacerle por fin frente a lo imprescindible
antes de que este bardo sea inaccesible.
Seguro que es más fácil echarles la culpa
mirar por sobre el hombro y descargar la furia
porque desde su puesto no tienen defensa
y porque sus acciones aumentan la brecha
el pozo que divide a nuestra sociedad
en dos bandos de gente donde no hay piedad,
por un lado son todos proto-delincuentes
y por el otro lado son todos “decentes”.
Acaso no nos detendremos a pensar
que el lugar que ocupamos lo marcó el azar
que no fuimos nosotros los que decidimos
de qué lado del pozo nos encontraríamos,
mirá si por destino o por casualidad,
del otro lado un día nos tocara estar,
seguro que lo verde ahora sería negro
o aquello que hoy tiramos porque no queremos
tendría al fin el valor que no reconocemos.
En toda esta cuestión encuentro hipocresía
la misma que hace mucho veo día a día,
en una sociedad que no cae en la cuenta
de que hace mucho tiempo que se encuentra enferma,
ya no ve que sus hijos van desbarrancando,
que ya no tienen sueños, andan deambulando
viviendo el día a día sin expectativas
en un calvario lento al que otros llaman vida.
“No escupas para arriba” nos dice el refrán,
no te hagas el otario ni te hagas el man,
en esto estamos todos bien entreverados
acá no hay uno sólo que se pare al lado
porque acá fue entre todos que hemos construido
ésta realidad que ahora huele a podrido.
Empecemos entonces por tomar acción
dando a nuestros hijos buena educación
que no empieza en la escuela ni tampoco en textos,
sino que en nuestra casa y con nuestro ejemplo.
Vivamos nuestra vida con intensidad
hagamos lo que hagamos con vivacidad,
tratemos que lo nuestro sea lo mejor
porque todo lo hagamos con real pasión,
y así y de a poco iremos construyendo
una nueva forma de vivir sintiendo
que aquello que el destino o el azar nos dio
haberlo recibido la pena valió,
y porque merecimos la oportunidad
de inspirar a otros con nuestro accionar.
Mirando para arriba nada cambiará
seguro que el ombligo no te dolerá,
siempre que en el sorteo no te haya tocado
haber nacido claro en lado equivocado,
por eso da las gracias y ponte a pensar
de qué forma a tus hijos vas a inspirar,
que vean con acciones lo que es vivir
amando lo que haces y queriendo ir
en busca de tus sueños y de tus anhelos
sin importar obstáculos ni impedimentos,
porque tienes la fuerza que te dio el destino
el día que naciste y te marcó el camino,
poniéndote de un lado de los de la vía
y dándole a tu mente una perspectiva,
porque de ella depende todo lo que piensas
y que tu realidad, la realidad parezca,
no te olvides Fulano que todo en la vida,
termina en una cruel cuestión de perspectiva.
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